La ingravidez de la araña
Roberto Cides, Buenos Aires.
01
…Una araña
inmensa
hace a la luna
estrella
02
Hija de Idmón de Colofón, Aracne era reconocida en Hipepa por su extraordinaria habilidad para tejer, como bien la describe Ovidio en sus Metamorfosis (3). Tan alabada era su labor, que creía ser superior a Palas Atenea, diosa de la sabiduría, la guerra, la civilización y la artesanía. Cegada y enfervorizada por la multiplicidad de halagos, le propone una contienda para medir sus facultades. Disfrazada de anciana, Atenea intenta advertirle sobre el peligro de su vanidad, pero, aún sin reconocerla, Aracne crece en su jactancia. Disolviendo su disfraz, la diosa acepta el desafío. Una vez concluido el mismo, Atenea admite la brillantez de su oponente, pero desborda de cólera ante el motivo de su tapiz: la infidelidad de los dioses. Avergonzada tras percibir la gravedad de su imprudencia, Aracne intenta ahorcarse. Compadeciéndose de ella, Palas Atenea la rocía junto a su telar con jugo de acónito, transformándolos en araña y telaraña.
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Anita y Arabella fueron las primeras arañas enviadas al espacio por la NASA. A bordo de la misión Skylab 3, se dirigieron en Julio de 1973 a la estación espacial homónima como parte del programa científico. Si bien sus primeros esfuerzos por tejer telarañas fueron infructuosos debido a la falta de gravedad, con el tiempo, pudieron tejer estructuras similares a las que componían en la tierra. Su capacidad de adaptación a un medio desconocido requirió la adecuación de sus técnicas: según pudo comprobarse, tras los fallidos intentos iniciales lograron concluir sus redes utilizando hilos más delgados. Para salvar la ingravidez, comenzaron a tejer empujándose entre las paredes en lugar de dejarse caer como en la gravedad terrestre. Estas transformaciones, aseguraron los científicos, redundaron en telas más finas pero de calidad superior.
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La levedad, es la primera de las propuestas de Italo Calvino para el este milenio (4). Entendida como un valor y no como un defecto, se revela como un antídoto anta la pesadez que suele petrificarnos. Un recurso propio del hacer poético. Como Ovidio, que encuentra una visión del mundo mitológico anclada en la filosofía y en las ciencias, Calvino explora en otros territorios ante la inminente pesadumbre paralizante. No como una vía de escape irreal, sino como expansión de la propia realidad alimentada de nuevas perspectivas. No existe negación, sino afirmación del saberse limitado. El conocimiento de nuestro espacio, continúa el escritor italiano en su desglose de la obra de Ovidio, es la disolución de su compacidad. Ante la paridad de la esencia de las cosas, todo puede transformarse si lo estimula una profunda pasión.
Como Anita y Arabella, tal vez nos cueste en circunstancias adversas, revestidas o no de gravedad, encontrar la forma de trazar nuevas redes donde habitar. Lo importante es no permanecer petrificados, ni mucho menos petrificar nuestro hábitat. Saberse limitados. Sin recurrir a viajes interplanetarios, podemos renovar nuestro propio espacio incrementando el territorio sin sucumbir ante el peso de nuestros mapas particulares. El saber artesanal de la construcción poética tal vez nos depare una calidad superior. Como a Anita y Arabella.
Notas:
1. Aracne. Gustave Doré. Ilustración para el Purgatorio de Dante.
2. El pórtico. Federico García Lorca. El jardín de las morenas.
Fragmento
3. Las metamorfosis. Ovidio. Ed. Austral Serie Clásica. 1972
4. Seis propuestas para el próximo milenio. Italo Calvino. Ed.
Siruela. 1998
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