Dualidad
Rubén Páez, Barcelona.
En la mitología romana, Jano era el dios de las dos caras. Más allá de su significado en la representación del principio y fin de algo, las dos caras de la imagen evocan la dualidad entre el pasado y el futuro.
Cogiendo el concepto dual de su representación exploramos la “Teoría de las Ideas” de Platón desde el punto de vista de su concepción de los dos mundos del conocimiento.
Dentro su teoría, el “Mito de la Caverna” es de gran utilidad para como explicación de los aspectos más importantes del conocimiento platónico. Esta metáfora explica la situación del hombre frente al conocimiento y trata de explicar la existencia de dos mundos: el mundo sensible (cosas) y el mundo inteligible (ideas).
El mito evoca a unos prisioneros, encadenados en el mundo de las cosas (caverna), que perciben la realidad a través de las sombras provocadas por un fuego sobre unos objetos. Una realidad aparente de la que el hombre solo podrá salir, si accede al mundo de las ideas (las cosas naturales y el mundo que está exterior) si rompe las cadenas que lo mantienen prisionero.
Situando el conocimiento bajo la existencia de los dos mundos, el de las ideas (realidad) y el de las cosas (realidad aparente), ¿como percibimos la arquitectura?
El hombre crea y forma la realidad de lo existente, pero le resulta más fácil imitar lo que ya existe formando una esencia imitada expuesta a modificaciones y cambios. ¿Es entonces la arquitectura una entidad material para analizarla y sentirla desde le mundo de las cosas o por el contrario su carácter es absoluto y sólo a través de la inteligencia se configuran sus conceptos universales en el mundo de las ideas?
Platón decía que la arquitectura no es la apariencia de las cosas, sino la cosa misma. Que el mundo sensible, aparente, no ofrece conocimiento verdadero. Que el mundo de las cosas es cambiante e impredecible. Y que las ideas, son modelos perfectos que ofrecen el verdadero conocimiento. El mundo sensible, ofrece opinión. El mundo ideal, es real. La realidad no es algo a priori sino que hay que conquistarlo con la razón.
Desde este punto de vista Platón nos dice que todo lo que no vemos es real y todo lo que vemos no es real. Pero, ¿pueden las ideas ser una forma de ver?
¿Qué facultad abraza mejor y rige la arquitectura, los sentidos o la inteligencia?
¿La arquitectura puede ser intangible a través de conceptos y a la vez perceptible en toda su dimensión material?
¿La arquitectura sólo se entiende de manera unitaria o por el contrario es necesario su análisis desde múltiples vertientes para su comprensión?
¿La arquitectura puede ser copiada o sólo puede ser auténtica?
¿Tiene carácter inmutable o cambiante?
Probablemente las preguntas tengan muchas respuestas y matices, pero siguiendo la teoría platónica, podríamos afirmar que existen dos clases de arquitectura, una aparente y otra verdadera. La primera se percibe a través de los sentidos y la segunda a través de la razón. Por un lado la percepción y por otro el análisis, como métodos en los que apoyarse para conquistar la arquitectura. La razón nos permite llegar al conocimiento absoluto y los sentidos pueden engañarnos. Todos percibimos de manera distinta porque todos podemos ver, sentir de distinta forma, la razón es absoluta y todos podemos llegar a ella sin tener miedo a equivocarnos.
Quizás la grandeza de la arquitectura es verla con las imperfecciones de los sentidos pero a la vez auténtica y única con los ojos de la razón.
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