Alguien bajo el portal
Pablo Twose, Barcelona.
Entrada de una casa en Djenné (foto de A. van Eyck 1960)
Louis Khan decía que Aldo van Eyk era alguien al que le entusiasmaba hablar sobre algo tan simple como una puerta. El sólo hecho que alguien pueda estar totalmente obcecado por algo tan nimio es simplemente fantástico – sostenía Khan – porqué tan sólo desde esa clase de dedicación se puede ir más allá del problema de la puerta o de la entrada. Lo que equivale a decir que sólo desde lo pequeño se puede llegar a la grandeza. “No dudo que la majestad y la belleza del mundo están latentes en cualquier minucia del mundo” que decía el poeta Walt Whitman. (1)
Sobre esa minucia en forma de puerta van Eyck escribió: “Una puerta es algo de vital importancia que enmarca nuestro ir y venir, no solo para aquellos que la cruzan si no también para aquellos que se la encuentran o la dejan atrás. Una puerta es un lugar hecho para una ocasión. Una puerta es un lugar hecho para un acto repetido millones de veces, entre la primera vez que se entra y la última que se sale. Creo que es algo simbólico (…)¨. (2)
Van Eyck nos habla de esa puerta por la que entramos por vez primera (comienzo) y esa última por la que salimos (fin), ese ir y venir que es en definitiva una vida entera. Aldo van Eyck invoca sin citarlo al bifronte Jano, el dios romano de las puertas, de los comienzos y los finales. van Eyck en su texto lo reclama calladamente de nuevo, como salvaguarda de las puertas, pues los arquitectos hace tiempo que nos olvidamos de ellas: “(…) Entre estos dos mundos (interior exterior) (…) los arquitectos, particularmente pobres de espíritu, nos limitamos a colocar puertas de cinco centímetros de espesor y metro ochenta de altura, afiladas guillotinas que separan ambos mundos. Cada vez que atravesamos una puerta nos dividimos en dos, sin apenas darnos cuenta, y continuamos andando reducidos a la mitad.” (2)
La simple puerta de Khan se vuelve compleja, y más en manos de alguien como van Eyck, hijo de un poeta panteísta, obsesionado de la literatura, astrónomo frustrado y arquitecto de profesión.
Tras este rico sustrato no es de extrañar que entre las palabras de van Eyck se pueda hallar otro Dios agazapado. Volviendo al primer texto:
“Una puerta es algo de vital importancia que enmarca nuestro ir y venir, no solo para aquellos que la cruzan sino también para aquellos que se encuentran o se quedan atrás. (…)” (2)
Si bien el Dios Jano nos daba una referencia temporal (la vida) hay, en estas pocas líneas, referencias al espacio como encrucijada, como lugar de encuentro fortuito, de conversaciones o de intercambios. Recordemos la encrucijada es el espacio propio de mercaderes, viajeros e incluso ladrones todos ellos siempre bien cobijados bajo el auspicio de otro dios, del dios griego Hermes, dios de las encrucijadas y las fronteras pero también de las puertas.
Una puerta es un lugar hecho para una ocasión. Lugar y ocasión, espacio y tiempo, dos dioses compartiendo umbral.
Llegados a este punto comencé a redibujar las casas proyectadas por Aldo van Eyck en busca, si había suerte, de otros dioses escondidos entre puertas y umbrales. Y también, porque no decirlo, por el propio placer de hacerlo, como fin terapéutico, pues redibujar muchas veces es como reseguir con la yema de los dedos los muros de la casa hasta completar su interior.
Apartament de Aldo van Eyck, (1947), Binnenkant, Amsterdam. Primer círculo
A lo largo de este ejercicio me topé con la figura del círculo en casi todas las casas que proyectó Aldo Vvn Eyck. Un círculo que aparece por primera vez en la reforma de su piso de Ámsterdam realizada en 1947. Aparece en forma de chimenea. En 1967 el círculo se convierte en espacio en la casa Visser, y poco a poco se traslada al exterior, hasta situarse en la entrada de la casa en sus últimos proyectos, las casas G-J Visserr de 1974 y la casa De Jong de 1976.
de arriba a abajo:
1. Extensión de la Casa Visser 1967(proyecto original de G. Rietveld) La extensión se formaliza mediante un círculo.
2. Casa de R.van Eyck, Saint Paul de Vence (1968 ), no construida.
3. Casa de C,-J.Visser, Retie, 1975
4. Casa De Jong, Bergen, (1976 ), no construida.
Recordé entonces este fragmento recogido en un libro de Marc Augé, donde según las palabras de Jean-Pierre Vernant toda la arquitectura quedaría resumida entre la tensión ejercida por la pareja Hestia/Hermes: “(…)la primera simboliza el hogar circular situado en el centro de la casa, el espacio cerrado del grupo replegado sobre sí mismo, y de alguna manera la relación consigo misma, mientras que Hermes, dios del umbral y de la puerta, pero también de las encrucijadas y de las entradas de las ciudades, representa el movimiento y la relación con los demás.” (3)
No hay dos sin tres.
Hestia, simbolizada en ese primer círculo/chimenea de la propia casa del arquitecto, es empujada por un impaciente Hermes hasta el umbral en los últimos proyectos de van Eyck. En este proceso el abrazo de Hestia mantendrá unidos a Hermes y al bifronte Jano en un delicado equilibrio de contrarios.
Aldo van Eyck, en su esfuerzo por dignificar el umbral expande una frontera sin dimensión entre dos mundos (interior y exterior) hasta convertirla en lugar, creando un espacio de múltiples resonancias, capaz de evocar dioses de significados dispares (Jano/Hermes) y hasta opuestos (Hestia/Hermes) en una forma global.
Esa podría ser una visión. Pero en la arquitectura de Aldo van Eyck nada se excluye, los dioses conviven entre ellos, y las teorías se solapan. Bienvenidas sean.
Referencias:
(1)Whitman, Walt, “Faith Poem” (poem núm.20), en Leaves of grass, 1856.
(2)”Team 10 primer”, edited by Alison Smithson, publicado por studio visa London en 1968, Van Eyk, Aldo, Doorstep.
(3)Augé, Marc. “Los no lugares. Espacios del anonimato. Antropología sobre la modernidad” (1993), ed. Gedisa
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