Imposible pero cierto

Pedro Puertas, Granada.



Esta es una de las imágenes que veo cada mañana, se trata de dos casas.

La casa de la derecha la realizó Juan Domingo Santos y la bautizó como Casa en Ladera. En cambio, la casa de la izquierda ignoro tanto su nombre como el de su arquitecto; aunque sí sé que presidía esta colina antes que su vecina.

Ambas comparten vecindad y tiempo pero son opuestas, al menos en apariencia, en su construcción, forma y concepto. Y digo en apariencia porque hay una fina línea de cota, la trazada por la coronación de un muro, que las une.

Este muro es, en la casa de la izquierda, de contención. En cambio, en la otra, es la propia casa.



Cuando se traza esta línea sobre la imagen, se vé con claridad que existe una situación de equilibrio entre formas y materiales.

Si una tiene un tejado inclinado de tejas, la otra lo contraresta con una cubierta plana de hormigón armado.

Si una alterna huecos armónicamente, la otra los dispersa estratégicamente.

Si una permite que la cubierta avance para protegerse del Sol, la otra retrae a su piel, el muro.

Si una rememora una especie de peristilo romano, la otra viaja a Capri para hacer una plataforma con tintes “Malapartianos”

Si una....

No muy lejos de allí hay una montaña que se llama Montevive. El nombre de esta montañana procede del árabe y su significado es Monte de la Puerta, por ser el primer hito geográfico que veían aquellos cuando se acercaban a la Ciudad de Granada.

Hoy es una mina de estroncio, que se ha ido aterrazando por la extracción del mineral dejando en el olvido las curvas suaves de la montaña original.



Cuando se observa a Montevive desde lejos es curioso apreciar la relación de equilibrio que mantiene con una vaguada cercana. En donde la vaguada parece la huella de la montaña.



Imposible pero cierto.

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