Queridas todas
Jaime Gastalver López-Pazo, Sevilla
Nota de los editores: El texto que aquí se presenta publicado íntegramente no es un artículo, es una ciber-misiva que el autor envió a la redacción de engawa.
Queridas todas...
Dada (nada que ver con los artistas políticos), decía que dada la inmediatez de la entrega, mañana, me será imposible escribir ná de graná... y eso que estoy tor´día con esto de la escritura, ya que de poné ladrillos poquito.
Me hubiera gustao escribí de la suciedad de granada, de que la mitad de la bella ciudad es una gran trasera oscura e incluso con un punto de sordidez[1]. De que la belleza de granada solo existe cuando dentro de granada se genera un pueblo (barrio) que no es granada, como ese cartel que a veces luce con la malafollá de “Graná ist not andalusien”, debe de ser que no están con el dinero de los catalanes en los bares. También hubiera querido escribir que me parece muy interesante que nos hayáis mostrado la granada típica del alhambra, la cual no me canso de ver, y los paseos territoriales sin los cuales las ciudades no se entienden; de esto no se han enterado aun los catedráticos de arquitectura y urbanismo… Me gustaría también hacer notar que las ciudades con topografía cambiante son más alucinantes que las planas como esa de la que provengo, pienso también en las montañas de Nápoles y su Vesubio que un día la enterrará en lava como ya hizo con Pompeya en el 76 después de vuestro Cristo. Recitar desde las letras ese fragmento del ruso O. Mandelstam de “la brizna de yerba en Petersburgo el origen del bosque que cubrirá vuestras ciudades modernas”, para recodar que es necesario que las ciudades se conviertan en bosques: y en granada hay momentos de paseo en que una se siente dentro de ellos, a las faldas de unas de sus colinas en pleno centro de la urbe; una creación por cierto del siglo XIX. Y por último, comentar ya con cerveza en mano, a modo sociológico, de lo malo que es el tabaco y lo bonito que son sus secaderos y de que hasta los chinos tienen ya, en graná, bares con cerveza y tapas orientales. Y que la alimentación es todo pringue que cae desde las laderas de sierra nevada.
Pues eso que ando muy liado pensando a quien tirar el coctel molotov de la ira moderna.
Un beso a todas y
a los bebitos llegados y
por llegar…
g.
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[1] Y que tal vez A. Siza solo vió eso cuando paseo por allí para construir el edifico tambien sucio para las sucias cajas de ahorros de esta tierra de señoritos y flojos. O del otro edifico estrella del opusiono del opus y meapilas Campo Baeza, otra caja, la misma caja, que rezuma bello fascismo arquitectónico por los cuatro costados y que desde la lejanía del territorio parece un hospital comarcal donde debemos ir todos a ver nuestra condena-pandemia: las hipotecas. Esto es lo que queda en el siglo XXI de la invención de lo social de las cajas de ahorro y montes de piedad en el XIX ...
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