Utopía y progreso
Rubén Páez, Barcelona.
El progreso es la consecución de utopías.
Oscar Wilde
El escritor Oscar Wilde afirma que la utopía es un proceso natural propio de cualquier sociedad, en la que cada individuo debe buscar y exponer aquello que no funciona para poder establecer fórmulas que permitan alcanzar nuevos horizontes.
En la medida que el individuo conoce y distingue su entorno social, imagina nuevos lugares en los que convivir de la mejor manera posible. Como proyección física de la sociedad, la arquitectura y el urbanismo representan las aspiraciones colectivas de los individuos creando edificios y ciudades mejores en las que vivir. Estas dos disciplinas sirven al individuo en la construcción de utopías que no sólo cambian la manera de percibir el futuro sino la realidad del mismo. En este sentido Japón recoge en el Metabolismo un modelo utópico entendido como proceso en crecimiento y cambio constantes.
Más allá de la utopía que simboliza el Metabolismo, los condicionantes geográficos y sociales representan un punto de partida muy importante para entender la visión del movimiento y configuran la base conceptual que desarrollan los arquitectos, urbanistas y pensadores que forman el grupo. Una abrupta orografía, que sólo permite el aprovechamiento de un porcentaje muy pequeño de territorio, una composición geológica proclive a ciclos de terremotos anuales o generacionales, una sociedad con una altísima tasa de movilidad laboral y una densidad muy elevada concentrada en poca superficie, hacen de Japón un país en el que la población ha adoptado como concepto de vida la provisionalidad. La temporalidad, lo efímero, lo improvisado, como procesos dinámicos, son el punto de partida para entender los ciclos naturales y sociales que plantea la utopía metabolista. La transitoriedad de la que el Metabolismo hace un rasgo esencial surge de la fuerte tradición japonesa de ciudades y arquitecturas construidas con estructuras no permanentes. Esta tradición tiene un origen histórico en la manera de compaginar los ciclos de la naturaleza con los ciclos de la vida.
Sirva de ejemplo el ciclo o esperanza de vida de la vivienda en Japón: es extremadamente inferior a los estándares europeos. En Europa podemos vivir en edificios que tienen más de cien años, en Japón la media está en 26 años. Este dato que puede parecer sorprendente, explica bien la relación directa entre el Metabolismo, sus principios y la propia tradición que se ha desarrollado en el país. Naboru Kawazoe, uno de los fundadores e impulsores del movimiento metabolista, comenta en el libro Project Japan, Metabolism talk, que ya desde el período Edo (1603-1868) muchos edificios habían sido destruidos por fuegos, terremotos o guerras, y que se habían reconstruido repetidamente sobre el mismo lugar original. Ante tal fatalidad periódica los señores feudales habían decidido sólo construir pequeñas viviendas en las que el coste de su construcción se pudiera amortizar en menos de 6 años.
El concepto ciclo se encuentra introducido en la cultura japonesa de manera natural. En la práctica la arquitectura se encuentra dentro de un ciclo corto dentro del gran ciclo que representa la vida. Desde un punto de vista filosófico, el arte se renueva y la vida es eterna y perdura. El Metabolismo en cierto modo puso de manifiesto un principio de sostenibilidad exportable a nuestra cultura occidental: la necesidad de limitar la esperanza de vida del edificio. Sirva también de ejemplo para explicar el concepto de ciclo vital lo que cuenta el magnífico Libro del Té de Okakuro Kakuza, en el que el autor hace una radiografía exquisita de la historia, la filosofía y la práctica de la ceremonia del té en Japón:
“El recinto del té está hecho para su dueño y no el dueño para el recinto. No está destinado a la posteridad y por consiguiente es efímero. Una de las costumbres más antiguas del Japón, ordena que cada uno debe tener su propia casa; la superstición Shinto manda que toda habitación sea evacuada a la muerte de su principal ocupante. Es muy posible que esta regla esté dictada por razones de higiene; acaso como el uso que exige a cada nueva pareja una nueva habitación. Esto explica que las capitales imperiales hayan sido tan frecuentemente transportadas de un sitio a otro, Uno de los ritos seculares que todavía hoy se cumplen religiosamente, es la reconstrucción, cada veinte años, del templo de Isé, el santuario supremo de la Divinidad Solar.”
Japón, en un contexto de posguerra en el que su sociedad requiere de nuevas estructuras de crecimiento, afronta los nuevos retos proponiendo nuevos sistemas urbanos más flexibles que se extienden no sólo en superficie sino también sobre el mar y en altura. Todas las propuestas, surgidas de una planificación utópica y visionaria, parten de una estructura dinámica que las acerca a cualquier proceso biológico. El Metabolismo, en su analogía con la fisiología humana, trata al urbanismo como organismo vivo sometido al ciclo de la vida: procesos de crecimiento, metamorfosis y muerte que implican el cambio, la regeneración y la destrucción de los componentes que lo conforman. La ciudad es un organismo vivo mutable en el que la arquitectura sufre una continua transformación derivada del cambio funcional y contextual de sus usuarios.
El Metabolismo explora, a través de las diversas analogías biológicas, una voluntad de experimentación y exploración más que de simbiosis con el entorno. Pero esta conquista se expresa mediante un estudio pormenorizado de los comportamientos biológicos, y de manera más conceptual que teórica, la analogía dicta el diseño y el establecimiento de las estrategias estructurales o de planificación del territorio.
Más allá de propuestas formalmente nuevas, el movimiento también impone nuevos procesos industrializados para su consecución. Éstos no sólo tienen que ver con los métodos de producción, sino con una nueva manera de entender la relación tecnología y progreso. La tecnología como extensión del progreso humano debe participar de las nuevas transformaciones sociales y culturales. Este nuevo paradigma se entiende desde una posición en la que los nuevos tiempos deben tender hacia la trascendencia superando la tradición. La industrialización de los sistemas constructivos es la que permite a las propuestas del grupo la selección, la combinación de los distintos componentes que configuran la arquitectura ofreciendo la flexibilidad y la posibilidad de sustitución. El Metabolismo apuesta y propone la construcción prefabricada, aquella que permite unas estructuras arquitectónicas abiertas y transformables. Este nuevo desafío no se puede entender sin el gran salto cualitativo que suponen los nuevos procesos industriales, los nuevos procedimientos de cálculo y producción, los nuevos materiales plásticos y derivados metálicos...
Tras examinar el trabajo de los arquitectos metabolistas, la analogía biológica ha sido el proceso que ha permitido rebasar la imposibilidad que parecía caracterizar el contexto social y territorial del movimiento. Más allá del carácter simbólico el Metabolismo ha podido expresar una visión radical caracterizada por una renovación y metamorfosis de la arquitectura moderna.
Referencias:
Imágenes:
Imagen 1.Logotipo representativo del Metabolismo. El logo surge de la adaptación del símbolo tradicional tomoe. El tercer elemento es más pequeño simbolizando el fruto de los otros dos, representando la regeneración.
Imagen 2. Kisho Kurokawa, 1959. Proyecto “Ciudad Muro”.
Imagen 3.Kisho Kurokawa analiza sus proyectos a partir de dos tipos de espacios: Porosos y Fibriformes, grafiando los esquemas tipológicos utilizados en cada uno de ellos.
ESPACIOS POROSOS [P00]
Sistema espacial principal heterogéneo, con formas animales, metafórico, espacial y membranoso.
ESPACIOS FIBRIFORMES [F00]
Sistemas infraestructurales homogéneos, con formas vegetales, de tipo informal y lineal.
[P02] Plan Marunouchi, 1960
[P03] Plan Isogo, 1962
[F02] Plan de desarrollo turístico de Odakyu Okutateshina, 1965. Hotel + Escuela de verano.
Fuente: www.arqueologiadelfuturo.blogspot.com.es
Textos:
KOOLHAAS, Rem / ULLRICH OBRIST, Hans “Project Japan, Metabolism talks…”, Editorial Taschen, 2011.
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