En términos de territorio

José María Sánchez García, Madrid

De un vistazo diríamos que la imagen es azul -grandes bandas de color azul- aunque si nos detenemos un poco más, reconocemos un paisaje inmenso, tan sólo acotado por las montañas, donde el agua recorta irregularmente el territorio.

Es ahí, en esa franja próxima al agua donde me interesa detenerme.

Si nos fijamos, se aprecia un borde difuso, de un tono diferente al resto -no tan verde- que recoge las subidas y bajadas del agua. Esas huellas, casi inapreciables, marcan las sucesivas cotas alcanzadas a lo largo del tiempo y constituyen un territorio diferente; un territorio de borde con una identidad propia: una traza artificial y variable.

Sin duda son muchas las lecturas posibles de esta fotografía, pero a mí me interesa ésta.

De este modo, el edificio se incorpora al paisaje como una traza más; como otro anillo artificial próximo al borde que, sin apenas tocarlo, establece una nueva cota de acción. Una cota precisa, un lugar estratégico capaz de integrar la pieza -por contraste- con el entorno cercano y a la vez ponerla en relación con todo el territorio; desde la orilla más próxima a las montañas del fondo.

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