En el trayecto

Gabriel Barba, Barcelona


Esperando la nada

-Vamos hacia el desastre-.dije mirando hacia la autopista A-7 desde un pequeño balcón de uno de aquellos bloques de viviendas de los años 60, construidos en la periferia de la ciudad de Barcelona.

-¡No!- me corrigió mi amigo- .Ya estamos, y a partir de ahora las cosas serán diferentes-Me quedé pensativo, observando en el cielo a un grupo de nubes deslizarse lentamente.

-Hemos alimentado la idea errónea –prosiguió- la realidad supera ya, la peor de las ficciones.

“Ahora las nubes, parecían los restos de un ejército perdido y derrotado, vagando sin rumbo.”

-El presente, ha aniquilado todos los supuestos futuros –expiro pesadamente -, ha desaparecido toda posibilidad de poder digerir la realidad.

- Sí, ya no hay margen de maniobra, vivimos inmersos en un bucle diabólico.

Una gaviota pasó volando junto al balcón. Él se la quedó observando. Con esa mirada fija y un tanto enloquecida.

-Los antiguos romanos interpretaban el futuro, observando el vuelo de los pájaros. Eran los mensajeros de sus dioses- se quedó en silencio, fascinado por el vuelo del ave-, hemos destruido todo límite, liberado a la sombra Junginiana.

-¡Demasiada falsedad, en el arte y la vida! -añadí-…, hombres deshuesados, destetados y sin piel, tiburones en formol, cráneos recubiertos de diamantes. Demasiados Fórums de las Culturas donde hasta la piedad fue convertida en operación inmobiliaria.

-Ya lo advirtió Ortega y Gasset… Vivimos la instauración de lo venial, del placer irreflexivo para las masas…y la revolución tecnológica ha desvelado todas las estructuras del poder tradicional.

- Se ha perdido toda referencia y jerarquía -dije- la libertad ha sido violada y convertida en libertinaje.

-Por fin lo hemos conseguido. -prosiguió-, la iconoclastia ha devenido el fin último, sólo nos queda esperar; aniquilado al hombre ya no queda nada.

-Sólo queda el fanatismo -añadí -, desde los evangelistas americanos, a los Talibanes musulmanes, pasando por la portera de mi casa y sus opiniones racistas. No hay ya referencias válidas, ni voces respetables a las que escuchar. Hemos caído en el relativismo más repugnante. …un relativismo hijo de un pragmatismo engañosamente democrático, destinado a contentar a las masas.

Oscureció. Una larga hilera de coches se hundía en la noche como la colada de un volcán. La cara de mi amigo empezó a fragmentarse en manchas oscuras. Un televisor se encendió, con su sonido monótono. Ese mismo rito, a esa misma hora, debía estarse repitiendo en un millón de lugares. El mismo parpadeo hipnótico y mantra: “compra… folla…. compra… folla… tía buena… compra… Tía buena… se joven… Sexo… compra…”.

-¡Mira!- dijo súbitamente apuntando con la mano al cielo de una oscuridad amarillenta-. ¡Ya no se ven ni las estrellas!. La nada, es lo único que hemos dejado a nuestros hijos.

En cierta manera sentía que éramos afortunados porque estábamos en el centro de una de las tormentas de la historia. Algo mejor tendría que surgir de todo esto.

-Pero la nada, puede ser una virtud –interrumpí -. Sobre ella podrán las nuevas generaciones construir los cimientos de estructuras más fuertes. Hemos tenido que vivir en la mentira, creer en ella para trascenderla…

Él negó con la cabeza.

-¡Fealdad y más fealdad es lo que hemos creado! -conocía bien su teoría sobre como el mundo industrial había traído el fin de un cierto pasado idílico, mas simple y seguro-. La civilización tecno- mediático- industrial ha elevado a los altares; lo pútrido, lo desmesurado, lo ruidoso.

Su rostro era huesudo pero a la vez delicado, pero algo había cambiado: Se había hecho viejo ante mí, así debían suceder las cosas; un único grano de arena en un irrepetible instante hacía caer toda la montaña.

-¡Debemos reconstruir la realidad!- dijo ahora con frenesí.

Mi amigo, era una persona torturada. Esto y su patológica timidez lo solían sumir en estados depresivos que podían durarle semanas. Pero ahora estaba pletórico:

- Somos demasiados, vivimos la lógica del exceso. La mercantilización y la desacralización de todos los ámbitos, nos ha llevado a la pérdida del sentido real de las cosas; al egoísmo como única estrategia de supervivencia.

-Y al visionado obsesivo de la realidad como un ente exterior a nosotros mismos –añadí-, de la muerte y el sexo. Hemos perdido el espacio interior de reflexión. … el hombre vulgar, es el hombre verdaderamente democrático. El intelectual se ha convertido en una especie que vive para ocultarse.

- Ahora, gracias a la tecnología todo nos es accesible y nuestro cuerpo físico ha devenido una suerte de molestia y carga. Por eso debemos castigarlo, sumirlo en la constante penitencia del exceso; laboral, culinario, sexual…

-Estrés, estrés, estrés… En la abundancia y en la penuria, para el rico y para el pobre.

-Sí,- añadí - y además creo que ya no hay para todos. El planeta se nos ha desvelado como un ente moribundo:

” Lo matamos un poco más cada día, cada uno de nosotros, con nuestra propia existencia”.

-El mundo, siempre será un cadáver geológico. Simplemente seremos un estrato más, ese es nuestro destino final.

Los edificios contiguos se iluminaron con un teatro esquizofrénico. Las habitaciones latían con resplandores diversos; una pareja discutía, el hombre con una cerveza en la mano la mujer asustada bajo el umbral de la puerta; un niño con el rostro verdoso miraba fascinado una pantalla, mientras un jubilado sin camisa sentado en un viejo sofá yacía medio dormido, en otra ventana, una chica bailaba desnuda frente a un espejo.

“Que extraño espectáculo”. Mi amigo, pareció adivinar la deriva de mi pensamiento:

-Las fotografías nocturnas hechas desde los satélites muestran un planeta cada vez más iluminado y poblado. Lleno de gente cuya mayor aspiración es poseer; conseguir una casa más grande, una novia más rubia, viajar, o simplemente comer. La tierra es como un hormiguero, del que no paran de surgir más y más seres humanos.

-Yo, tengo amigos que cogen aviones por 7 euros para pasar el fin de semana en Paris .Que lógica hay en ello, que irresponsabilidad conlleva quemar tanta energía en dos días como la que gasta una tribu africana en 100 años. Que animal neurótico arrasa así el futuro de su especie…

-Es cierto… el ser humano está enfermo, desconectado del sentido profundo de las cosas; de la realidad, de la historia. El razonamiento tendría que ser:

No si “puedo” hacerlo, sino si “debería” hacerlo…

…La gente prefiere vivir en la inopia, no quiere adoptar posiciones morales sobre las cosas; cobrar la nómina, asistir al próximo partido de fútbol, esas son sus aspiraciones.

- Hay una cierta sensación de “fin de siècle”; de tirar la casa por la ventana;” que esto se acaba”“que nos quiten lo bailado”“ya se lo encontrarán las próximas generaciones “.

Me quedé mirando en silencio las ventanas iluminadas. Pensé en toda aquella gente, con sus preocupaciones, deseos y frustraciones. Si esto era el progreso, algo habíamos hecho mal. La solución de emergencia se había vuelto la solución estándar.

-De niño pasaba los veranos en California, en casa de mis abuelos; las grandes extensiones de césped, la gran casa -. Su voz surgía ahora pausada, atenuada en el recuerdo placentero- , eso para mí era” lo bueno”. Luego cuando volvía aquí veía que cada año España iba mejor porque cada vez había más cosas. Luego entendí que esta era una lógica suicida: que el sistema siempre requería más consumo, más gente…

Las luces de los edificios se fueron apagando. Sólo quedaron coches dispersos recorriendo la inmensa y solitaria autopista. En la distancia una planta industrial emitía intermitentes destellos de una luz mortecina. Sabía que él hablaba de lo difícil que era cambiar, de como las creencias habían sido hábilmente introducidas en nuestro espíritu, que la posibilidad de cambio accionaba inmediatamente un mecanismo de terror ante el fracaso. Ellos, habían hecho bien su trabajo.

-Ahora, hemos llegado al final del camino- se quedó en silencio, pensé en la muerte y en la fragilidad de la amistad, en como el tiempo había pasado, ya no éramos tan jóvenes, tendríamos que empezar a tomar decisiones, a provocar los cambios, ya no podíamos quedarnos en la barrera culpabilizando a los demás…, debemos empezar de nuevo, reaprender el significado profundo de las cosas, cambiar nuestra relación con el mundo y con los demás, recuperar en definitiva el sentido profundo de lo que significa ser…, existir.

---------------------------------índice--------------------------------