Reservationen der Seele [Reservas del alma]

David Caralt, Concepción, Chile.

En su cuaderno de notas de 1928, Mies apuntó: “Mañana parques de protección cultural”; y en una nota al pie, Fritz Neumeyer aclara que la anotación podría referirse a un pasaje de Rudolf Schwarz:

“La protección del patrimonio... –entendida en el sentido más amplio- quiere conservar el antiguo patrimonio allí donde existe y reconstruirlo allí donde ha desaparecido. Para ello se enfrenta al problema, en toda su amplitud, sin poder atacarlo creativamente. ... Por lo demás parte de crear Reservationen der Seele (Reservas del alma) apartadas de la realidad de la época, de forma parecida a los parques naturales en los que la vegetación antigua y los pueblos agonizantes encuentran su asilo... Las acciones de los conservadores son defensivas, de compromiso y de retirada” . (1)

El Pabellón Alemán fue reconstruido en los años ochenta allí donde había desaparecido. Es una Reserva del alma. Con el Monumento a Rosa Luxemburg se intentó también su reconstrucción, pero al ser preguntado por ello en 1968, cuando la Nationa Gallery estaba en construcción, Mies dijo que reconstruirlo en otro lugar sería un sinsentido. En 2002 se amagó de nuevo con la reconstrucción: sin éxito.
Artistas como Marko Lulic o Doménec propusieron ese mismo año 2002 una reflexión sobre esta obsesión por lo espectacular, por la reconstrucción de parque temático, la clonación. Ambos han propuesto replicas del monumento a escala reducida y en otros materiales como acrílico color caramelo, o simplemente una maquetita para jugar, montar y desmontar, trasladar (2). Innecesario señalar que en estos objetos la estrella ha desaparecido ya. Lo que se plantea aquí es su objetualización, abstracción última. Banalización. Despolitización.

REPETICIONES

Todo se repite. El monumento ya tuvo la ocasión, anterioremente, de visitar un museo. Después de su destrucción a manos de los nazis, el monumento vivió (y vive) en el museo portátil de las fotografías. Fue durante la retrospectiva que Philiph Johnson dedicó a Mies en el Moma en 1947. Uno de los grandes paneles que recibía a los visitantes justo en la entrada, albergaba una fotografía ampliada del Monumento. Y Mies, elegante ante el muro fotográfico, animaba la escena, tal y como tendrían que animar todos los visitantes de la exposición y tal y como los miembros del partido comunista hicieron en su día. El muro convertido en lámina. Primera despolitización.

LADRILLO INGRÁVIDO

El arquitecto sentía predilección per este material. Incluso lo consideró en los muros del Pabellón Alemán (3), finalmente trabajados en travertino, pero con la misma apariencia contradictoria: el muro no pesa; ingrávido, está ahí solo por su belleza, su textura. Como la junta rehundida en los muros del Pabellón, las marcadas líneas de sombra en el Monumento, producidas por los desfases respecto al plano del muro, acentuan, como indicó Iñaki Ábalos, la sensación de materia levitada.

ORNAMENTO. INSCRIPCIONES

“La técnica es ajena al ornamento”, es otro de los subrallados de Mies al libro de Dessauer. Mies no permitió que el Pabellón Alemán tuviera, como querían los organizadores para facilitar la identificación a los visitantes, una águila esculpida en unos de los muros de mármol del interior, y retrasó tanto como pudo la aplicación de las letras “ALEMANIA”, en el zócalo de travertino, hasta que las fotografías oficiales fueron tomadas. Todo, para mantener el edificio puro, incontaminado de elementos figurativos. (No pudo evitar, eso sí, las flores -en macetas- colocadas en los bordes, al límite del podio, seguramente para evitar la caída de los despistados). Pero donde sí estaba dispuesto a hacer concesiones era en el proyecto del Pabellón Alemán para la Exposición Universal de Bruselas (1935) que debía representar a los nazis. Escudos. Banderas. Inscripciones. Politización.

Los ladrillos gigantes debían albergar la inscripción “Ich bin, Ich war, Ich werde sein”, y también según los dibujos conservados “Den Toten Helden der Revolution”, en el fondo, al estilo de las bandas publicitarias que figuran en el dibujo de Richard Herre para el cartel de la exposición del Werbund de 1924, una exposición, justamente, dedicada a la forma sin ornamento.

“EL MURO”. [AZAR]

La semana pasada estuve en Porto Alegre, Brasil, en un congreso sobre historia de la arquitectura moderna. Por costumbre curioseé en la biblioteca de la facultad de arquitectura, y entre los libros de teoría encontré uno un tanto raro, dedicado a “arquitecturas fantásticas”, con un artículo final de Josep Maria Montaner. Ya que fue mi profesor lo leí con curiosidad. Pero mi sorpresa vino cuando me topé entonces con una imagen escogida para ese artículo de Schuiten & Peeters titulada “El muro”: un gran muro de ladrillo (los ladrillos están de nuevo desproporcionados respecto a los elegantes hombres de negro) se resquebraja y deja ver, al otro lado, en contraste, un brillante rascacielos. Como ya tenía en mente la imagen propuesta por Engawa, pensé: detrás del monumento a la Revolución, el Seagram. Del monumento comunista al monumento capitalista. Y al mismo tiempo consideraba que del comunismo al capitalismo, iba a quedar Berlín separada solo por un muro...
(Claro que es muy fácil para nosotros hacer ahora estas retrospectivas; pero al fin y al cabo, y cambiando de tema, ¿por qué tenía que encontrarme con esa imagen de mi antiguo profesor, en Brasil, mientras rondaba por mi cabeza la imagen de Engawa? -Su deficiente calidad se debe al precario instrumento del que disponía).



Referencias:


(1) Maria Schwarz y Ulrich Conrads, Rudolf Schwarz: Wegweisung der Technik und andere Schriften zum Neuen Bauen, 1926-1961, Branunschweig/ Wiesbaden, 1979, p. 41, citado por Fritz Neumenyer, Mies van der Rohe: La palabra sin artificio: reflexiones sobre arquitectura 1922/1968, Madrid: El Croquis Editorial, 2000, p. 414.
(2) Vid: http://www.domenec.net/?p=1603&lang=es; y: http://artscoming.com/products-page/product-category/rosa-karl-and-ludwig/ (accedido el 03 de abril de 2013).
(3) “...Creo que si se hubiera construido el Pabellón de Barcelona con ladrillo, hubiera sido un edificio igual de bueno. Estoy bastante seguro de que no hubiera tenido el mismo éxito como con mármol, pero esto no tiene nada que ver con la idea”. Vid. Moisés Puente (ed.), Conversaciones con Mies, Barcelona: Gustavo Gili, 2006, p. 61.


Imagen 1: Marco Lulic: Entertainment Center Mies (red)", 2004, Plexiglàs, 200 x 400 x 160 cm. Fotografía: Wolfgang Günzel/ Sammlung DekaBank, Frankfurt/M.
Imagen 2: Domènec: Rosa, Karl and Ludwig, 2012. Madera de haya barnizada, 30 x 8 x 10 cm.
Imagen 3: Mies en la retrospectiva del MoMA organizada por Philip Johnson, 1947 (Franz Schulze, Mies van der Rohe: A Critical Biography, New and Revised Edition, 2012)
Imagen 4: Proyecto del Pabellón Alemán [1934] para la Exposición de Bruselas 1935. Detalles (Celina R. Welch, Mies van der Rohe’s Compromise with the Nazis)
Imagen 5: Cartel diseñado por Richard Herre, para la exposición Die Form de la Deutsche Werkbund, Stuttgart, 1924.
Imagen 6: Schuiten & Peeters: El muro (Josep Maria Montaner, “Ciudades imaginarias: Utopías y distopías en el cine y en los cómics”, en Fernando Freitas Fuao (coord.), Arquitecturas fantásticas, Universidades Federal do Rio Grande do Sul, Porto Alegre, 1999).

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