Lugar reflejado

Montse Solano, Málaga.


“Los antiguos construyeron Valdrada a orillas de un lago […]. De modo que al llegar el viajero ve dos ciudades: una directa sobre el lago y una de reflejo, invertida”
Italo Calvino (1)





I

Una de las cualidades más significativas de los fotomontajes es la posibilidad que ofrecen, a través de la combinación o la superposición de imágenes autónomas, de definir una nueva unidad visual. Otorgan, en definitiva, libertad para generar ambientes deseados.

Esta técnica introducida por las vanguardias artísticas al inicio del siglo XX influirá también rápidamente en la arquitectura. Como argumenta Luis Rojo, tomando como ejemplos algunas imágenes realizadas por Mies van der Rohe para sus torres de vidrio en Berlín, la arquitectura moderna encontraba aquí además un medio eficaz para representar la inclusión de sus nuevas obras en la ciudad. En estas representaciones, “al igual que en un fotomontaje, los elementos, las personas, los objetos, los mitos, signos, etc, se solapan y yuxtaponen en una realidad fragmentaria, sin alterarse en substancia sino en su contexto, manteniendo la heterogeneidad dentro de una estructura que los interrelaciona”. (2)

La imagen propuesta por Josep Llinás, hilo conductor de este número, introduce además una dualidad sugerente: la combinación entre fotografía y pintura. Una contraposición entre realidad e ilusión que permite transformar la percepción habitual de un entorno urbano y generar una visión diferente de la ciudad.

II

Dos fragmentos de un fotomontaje - fotografía y pintura- que al observarlos de manera independiente permiten ser referenciados, casualmente, con dos estados específicos de un mismo proyecto: la reciente intervención de Foster + Partners en el Vieux Port de Marsella, Francia.(3)


Realidad

El estado original del Puerto Viejo, anterior al proyecto, estaba marcado por su situación caótica: el tráfico se había apoderado del lugar. Este entorno emblemático en la historia de la ciudad se había alejado, paulatinamente, de su identidad como espacio urbano y de su uso cotidiano como centro representativo.

Ante esta situación, el objetivo principal del equipo de Norman Foster se centrará en transformar esta realidad existente y poder reintegrar así de nuevo funcionalmente el puerto en la ciudad.

El proyecto propone para ello una nueva ordenación del área, un sistema capaz de liberar la máxima superficie peatonal y de reducir la densidad del tráfico en su interior. Una estrategia que los arquitectos definen prácticamente con un único gesto, es decir, con el desplazamiento de las vías de circulación hacia el perímetro edificado; y aumentando de este modo el área peatonal hacia el límite del muelle en contacto con el mar.

En la actualidad el Puerto Viejo, tras este proceso de rehabilitación, se presenta como un espacio urbano accesible e incorpora además una diversidad de actividades atractivas tanto para los habitantes de Marsella como para los turistas. El proyecto ha conseguido, por tanto, la intención de partida: “la regeneración del muelle como espacio cívico”.




Ilusión

El valor añadido del proyecto de Foster + Partners se encuentra en cambio en el nuevo pabellón abierto que se incorpora en uno de los vértices de la plaza central: una cubierta rectangular, de 46 x 22 metros, de gran ligereza constructiva apoyada sobre ocho esbeltos pilares.

Un elemento arquitectónico, concebido como espacio flexible para diferentes usos, que se sitúa de manera sutil en el entorno y que rápidamente se convierte en una pieza de referencia en el puerto. Este pabellón consigue otorgar finalmente al espacio urbano una identidad propia. Consigue transformarlo en un nuevo ‘lugar’.

Pero además es la materialidad de esta pieza, sin duda, una de sus cualidades más destacables. La elección del metal como único material del pabellón modifica completamente su inserción final en el puerto: lo transforma en un gran espejo donde se puede reflejar constantemente la realidad; y de manera simultánea puede mimetizarse en ella.

Y también es el metal lo que define la singularidad del espacio del pabellón, ya que permite a los visitantes experimentar una auténtica ilusión. En su interior se pueden desplazar bajo un techo donde paralelamente todos los componentes del entorno aparecen invertidos. Se mueven, por tanto, dentro del propio ‘lugar reflejado’.

Este pabellón horizontal, metálico, se ha convertido ahora en un espacio protagonista del Puerto Viejo de Marsella. Un elemento espejo que ha conseguido introducir en el histórico puerto mediterráneo un gran ‘cielo artificial’ capaz de desdoblar el lugar. Un catalizador urbano capaz de generar imágenes más cercanas a los fotomontajes que a la propia realidad.





Referencias:


(1) CALVINO, Italo. “Las ciudades y los ojos. 1”. En, Las Ciudades Invisibles. Ediciones Siruela, Madrid, 2005, p.67.
(2) ROJO, Luis. “Imágenes ready-made. El montaje y la visión de lo moderno”. CIRCO, 1993, n. 3, p.8.
(3) El proyecto de rehabilitación del Puerto de Viejo de Foster + Partners (2011-2013) se engloba como parte de las numerosas grandes obras desarrolladas recientemente en Marsella, tras la designación de la ciudad como Capital Europea de la Cultura para 2013.


Imágenes:
Imagen 1 -2: Montse Solano
Imagen 3: Nigel Young / Foster + Partners

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